miércoles, 18 de diciembre de 2013

Entre líneas (I): El collar de la Paloma de Ibn Hazem de Córdoba

El collar de la paloma o Tratado sobre el amor y los amantes, es el título de un bellísimo ensayo escrito por Ibn Hazm de Córdoba, dedicado a la descripción exhaustiva del amor y sus diversas manifestaciones. Al mismo tiempo, se puede considerar un diwan o colección de poemas, ya que el texto en prosa se encuentra salpicado de composiciones líricas.

Según el propio autor declara en el prólogo, lo redacta en su exilio en Játiva como respuesta a la petición de un amigo:
Me has pedido, Dios te honre, que componga para tí una risala en la que pinte el amor, sus aspectos, causas y accidentes y cuanto en él o por él acaece; y que esto lo haga con veracidad, sin desmesura ni minucia, sino declarando lo que se me ocurra tocante a cómo es y a cómo se presenta, hasta donde llegue mi memoria y mi capacidad de recordar
Ibn Hazm, filósofo, teólogo y poeta andalusí, polemista incansable, nació en la provincia de Huelva, en el 994, en la época dorada del Califato de Córdoba. Creció y recibió una exquisita educación en la corte de Medina Azahara en la que su padre (de ascendencia muladí) era un alto funcionario para, pocos años después, ser testigo directo de la decadencia y la ruina del califato. El propio autor participó en intrigas palaciegas y en las terribles guerras intestinas que acabaron por destruir la paz y la prosperidad de toda una época y de la ciudad de Córdoba en particular. Pasó la mayor parte de su vida exiliado y perseguido por su irreductible legitimismo omeya frente a los invasores almorávides.

Se trata de una obra llena de nostalgia, que retrata a base de poemas, chascarrillos de alcoba y sesudas tesis filosóficas que oscilan entre el amor sensual y el amor udrí, la vida refinada y exquisita en la corte omeya y los accidentes del amor que afectan, según el autor, a individuos de toda clase y condición:
No está reprobado por la fe ni vedado en la santa Ley, por cuanto los corazones se hallan en manos de Dios Honrado y Poderoso, y buena prueba de ello es que, entre los amantes, se cuentan califas y rectos imanes.
Entre sus treinta capítulos, podemos encontrar los siguientes títulos: Sobre la esencia del amor, Sobre el que se enamora en sueños, Sobre la correspondencia amorosa, Sobre la guarda del secreto, Sobre la lealtad, Sobre la traición, Sobre la ruptura, Sobre el olvido, Sobre la excelencia de la castidad...

Ha llegado a nuestros días tras haber sufrido podas por la censura, por lo que no sabremos como sería originalmente, y aún así es una obra magnífica que suministra una gran cantidad de detalles sobre costumbres y personajes históricos de la Córdoba Omeya.

La influencia de El collar de la paloma en obras posteriores tanto cristianas como árabes ha quedado suficientemente demostrada en diversos estudios y análisis.

Los judios en El collar de la paloma

Siendo este libro una fuente excelente para asomarnos a la realidad cotidiana andalusí, podemos encontrar en él referencias a lo judio.

En el capítulo Sobre las señales del amor, entre disertaciones inspiradas en el concepto del amor platónico, se halla el siguiente pasaje:
Tiene el amor señales que persigue el hombre avisado y que puede llegar a descubrir un observador inteligente.
 Es la primera de todas, la insistencia de la mirada, porque es el ojo puerta abierta del alma, que deja ver sus interioridades, revela su intimidad y delata sus secretos....
 Una vez, en Almería, estaba yo de visita sentado en corro, en la tienda de Isma’il ib Yunus, el médico judío, que era ducho en el arte fisiognómica y muy perito en ella, cuando Muxahid ibn al-Husayn al-Qaysi le dijo, señalando a un hombre, llamado Hatim Abu-l-Baqa’, que pasaba frente a nosotros: “¿Qué dices de ese?” Isma’il lo miró un momento y luego dijo: “Que es un enamorado” “Acertaste, dijo Muxahid; pero ¿cómo lo sabes?” “No más, contestó, que por la excesiva abstracción que lleva pintada en el semblante, para no hablar de sus otros ademanes. He deducido que se trata de un enamorado, sin que haya lugar a dudas.”.
Illustration of medieval Arab doctor treating a patient by cauterizing a woundVemos reflejado en esta cita a un personaje bastante habitual en la realidad medieval andalusí: el médico judío, como referente de persona culta y sabia en la que se confía la salud física e incluso espiritual.

Más adelante, y en el mismo capítulo, declara el autor:
En el libro primero de la Tora [Gen. XXX] he leído que, por los días en que el profeta Jacob (¡sobre él sea la bendición!) apacentaba el ganado de su tío paterno Labán,....
La Biblia es un libro sagrado también para los musulmanes, pero el término Torá es específicamente el nombre judío que reciben los cinco primeros libros de la Biblia (para los cristianos, el Pentateuco).

¿Quiere esto decir que el autor estudió la religión judía en sus fuentes? Con toda seguridad, debido no sólo al ambiente de permeabilidad cultural interreligiosa, sino sobre todo porque entre las numerosas obras de Ibn Hazm se encuentra la Historia critica de las ideas religiosas, considerado como el primer tratado de historia comparada de las religiones.

En época posterior a la de la creación de este libro, fue muy notoria la terrible polémica mantenida entre Ibn Hazm y Samuel ibn Negrella, judío y visir del rey zirí de Granada, a cuenta de un opúsculo que éste último compuso como crítica al Corán, y que fue contestado virulentamente por Ibn Hazm.

En todo caso, me permito recomendar encarecidamente la lectura de este maravilloso libro, uno de mis favoritos. Es una autentica delicia.

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